Villaviciosa de Odón – Guadalupe

Team Moskito bicigrino, Etapa II

Talavera de la Reina – Guadalupe.

Sin pausa, pero sin prisa. A las nueve quedamos para desayunar, un desayuno potente para lo que nos espera hoy. Nos tomamos nuestro tiempo para preparar bien el equipo, recargar agua y geles. La salida de Talavera es fácil, por el carril bici pegado al Tajo, el Camino Real de Guadalupe está bien señalizado.

Hasta Calera y Chozas el rodar es fácil, una pista amplia de tierra bien compactada, en esta población abandonamos el camino oficial para adentrarnos por la “Vía verde de la Jara”. Una infraestructura planificada allá por el 1926 para comunicar las vegas del Tajo y el Guadiana y que hoy aprovecharemos para llegar hasta el Puerto de San Vicente.

El rodar por esta vía es espectacular, combina un buen firme para bicicleta de montaña con el paso por trincheras, túneles y estaciones de tren abandonadas. El paisaje junto al Río Huso es muy agradable, especialmente en un caluroso día de julio, y nos permitimos incluso una zambullida en sus aguas embalsadas junto a la vía verde. Llegar hasta la última estación abandonada, Santa Quiteria, se hace muy pesado; aceleramos la marcha pensando en el avituallamiento que nos espera, vamos justos de agua.

De Santa Quiteria a Puerto San Vicente es un continuo sube y baja, muy pesado cuando las fuerzas van justas. Un terreno que con fuerza y aprovechando la inercia de las bajadas se hace sin apenas enterarte, cuando las fuerzas van justas se convierte en agónico.

En fin, una vez coronado el puerto abandonamos la provincia de Toledo para entrar en la comunidad de Extremadura y todo se ve mucho más claro. Enfrente tenemos “Las Villuercas” , un terreno que por el camino da miedo, continuos repechos donde se gastan fuerzas sin mucho sentido.

Decidimos utilizar la poca transitada carretera EX102, aprovechando la larga bajada para recuperar fuerzas. Una parada rápida en el Mirador del Estrecho de la Peña Amarilla y el siguiente avituallamiento lo hacemos a la entrada de Alía.

Ya queda muy poco para llegar a Guadalupe, por la carretera se hace sin apenas darnos cuenta. Los últimos seiscientos metros para llegar a la Basílica de Guadalupe los hacemos por un estrecho sendero que desemboca en el casco urbano. Tan solo nos queda disfrutar de la excelente gastronomía que ofrece Guadalupe, dejando que los recuerdos y anécdotas de la jornada amenicen la conversación frente a junas jarras de cerveza bien fría. 

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