Via Verde del Tajuña, rodar y rodar.

febrero 14, 2010

Otra manera de disfrutar de la bicicleta, no todo van a ser pistas de tierra y trialéras de montaña. En ocasiones apetece rodar sobre una superficie lisa, sin el peligro de los coches, con la ventaja de no mancharte de barro y en un entorno natural de rivera como es la madrileña Vega del Tajuña.

La Vía Verde comienza en Arganda del Rey, moderna ciudad dormitorio que rodea al casco antiguo del pequeño pueblo cercano a Madrid. Por delante 49 Kms de vía hasta llegar al pueblo de Ambite, otras tantos para regresar. El día amanece claro y frio, típico domingo de febrero, estupendo para coger ritmo y rodar. 

Partimos un grupo dispar de ciclistas: Proco, Mila, Alberto, Mili, Carlos y María, más el grupo Moonbiker: Marcos, Juan Pedro, David y Ana. Pronto los Moonbikers,  que venimos con la idea clara de hacer al completo el recorrido, nos adelantamos al grupo. Pasan los kilómetros y los pueblos que jalonan esta rivera del Tajuña: Morata, Perales, Tielmes, Carabaña, Orusco y Ambite; apretamos la marcha y paramos lo imprescindible para ir reagrupando, hace mucho frio.

En Ambite hacemos una escala técnica, es el final de la vía verde, en la estación reconvertida en restaurante aprovechamos para avituallar generosamente; bocadillo de lomo con pimientos unos, tortilla francesa otros, sendas cervezas con limón y un cola-cao calentito nos preparan para acometer con fuerza los 49 kms.  de regreso. El ritmo de pedaleo que marcamos para volver es más fuerte si cabe, plato grande y piñón pequeño para rodar por el llano que poco a poco va picando hacia arriba, de forma casi imperceptible, pero los cinco kilómetros antes de llegar a la cementera hay que apretar los dientes y agachar la cabeza para mantener el ritmo.

Llegamos a Arganda exhaustos y relajados, después de una jornada donde lo principal ha sido mantener el ritmo y la velocidad, la verdad es que sin estos ingredientes se hace muy monótono pedalear por la Vía Verde del Tajuña. También hay que reconocer que es una alternativa fenomenal para los días de lluvia, o para salir en familia a ritmo de paseo, con la tortilla en la mochila;  merendar en uno de los espacios habilitados al efecto, como el que hay junto a la Ermita de los Niños Mártires, un sitio con fuente y zona de merendero ideal para una excursión familiar.