Etapa 4. Viana-Redecilla del Camino. 77Km.

julio 16, 2010

Pasada la noche en el incómodo albergue municipal de Viana, pese a que las instalaciones son amplias y bastante nuevas deja mucho que desear por su limpieza y nulo mantenimiento. Dormimos hacinados en literas de tres pisos – a Diego le tocó “el ático con vistas  al techo” – en un dormitorio  mal ventilado y con mucha gente.

Desayunamos en el comedor del albergue unos bollos y un café de la máquina, y partimos junto a una pareja de chavales de Castellón, tenían mucha prisa por llegar y aunque hicimos buena parte de la jornada juntos, los perdimos el rastro ese mismo día pasado Logroño.

El trayecto hasta la capital riojana es monótono, casi tedioso, en la bajada sellamos la credencial en “el puesto de Felisa”. Lo más reseñable de la visita a la ciudad es “El parque del Ebro”, y parte de su casco histórico. Abandonamos la urbe por un polígono industrial junto a un parque muy cuidado que pronto se adentra en el camino, alejándonos del mundanal ruido. Un ciclista de la zona, muy amable, nos acompaña y guía facilitándonos la salida además de informarnos sobre la tienda de bicis más cercana, llevo un radio partido de la rueda trasera y apenas me di cuenta. Paramos a sellar la credencial en el puesto de “Marcelino el peregrino”, los de Castellón siguen camino sin pararse, Diego y yo nos quedamos un rato escuchando las andanzas del famoso peregrino.

La tienda más cercana de bicis está en Nájera, y hacia allí nos encaminamos. Hacemos una parada en Navarrete para tomarnos un cola-cao y reponer algo las fuerzas, las obras en el centro del pueblo no nos dejan parar a gusto y salimos igual de deprisa que entramos. El trayecto desde Logroño no ha dejado de ser cuesta arriba, suave pero en continuo ascenso, además comienza a soplar un viento de cara que lo hace más incómodo. Llegamos a Ventosa – claro, por eso el viento de cara – y tampoco paramos , voy preocupado por el estado de mi rueda trasera. El trayecto hasta Nájera es en descenso, y lo cubrimos a muy buen ritmo, preguntamos por la tienda de bicis: está en el polígono.

El chico que regenta la tienda, muy amablemente, me indica que puedo cambiarme yo mismo el radio, que a él estas cosas no se le dan. Pues bueno, me pongo manos a la obra después de que me suministre el repuesto. Mientras Diego echa el ojo a un cliclo-computador, el suyo pereció el día anterior de una mala caída. Así todo contentos, yo con radio reparado y Diego pudiendo medir distancias y velocidad con su “ciclo” nuevo y nos dirigimos otra vez al centro de la población.

 El río Najerilla parte la ciudad en dos, un verde parque junto al río nos parece buen sitio para parar a comer unos bocatas y estirar un rato las esterillas; momento siesta del día.

Repuestos por el descanso continuamos camino hasta Santo Domingo de la Calzada. El terreno es seco y pedregoso, pero permite rodar muy rápido.

 Casi sin darnos cuenta entramos en el antiguo “burgo” por su Calle Mayor, edificios centenarios nos contemplan desde ambos lados de la calle. El alberge de peregrinos de la “Orden del Cister” regentado por  Mojas Cistercienses (Bernardas) es un remanso de paz para el peregrino, no podemos por menos que aprovechar el sitio para descansar un momento, yo aprovecho para tomar un poco de fruta que llevo en la mochila. Salimos caminando, disfrutando del entorno histórico, el antiguo Hospital de Peregrinos (hoy parador nacional), la Catedral con su “gallinero”, la Torre exenta (separada de la catedral).

Continuamos nuestro camino, la jornada de hoy toca a su fin. Redecilla del Camino es una pequeña localidad burgalesa, nos parece buen sitio para quedarnos. El albergue de la parroquia es tranquilo y está junto a un bar-restaurante, la cena son 7 € ( pasta de primero y pollo asado de segundo, todo un manjar) y hospedarse es “la voluntad”. Hay una piscina pública a la salida del pueblo, junto a la carretera, lo que necesitamos para estirar músculos que mañana tenemos más camino por recorrer. Hoy atravesamos del tirón la comunidad riojana, no se dio mal el día.