Etapa 5. Redecilla del Camino-Hornillos del Camino. 90 Km.

julio 17, 2010

Comenzamos la etapa por tierras burgalesas, salimos de Redecilla del Camino sin desayunar, y eso hay que solucionarlo rapidamente. La primera parada es en Castildelgado, en el Hostal el Chocolatero, donde remediamos el tema “desayuno”.

Con el ánimo restituido por un cola-cao y unos bollos proseguimos camino, empezamos a adelantar a los peregrinos con los que compartimos albergue la noche pasada. Viloria de la Rioja, Villamayor del río, Belorado, Tosantos, Villambistia, Espinosa del Camino… se suceden los pueblos como cuentas en un rosario engarzadas por “el camino”.

La pista es amplia y bien asfaltada y rodamos a buen ritmo, parándonos ante las anécdotas del camino – las “fantas” le sentaron mal y quiso llevar el patrol a comulgar – así llegamos a la dificultad montañosa de la etapa: Los montes de Oca. Desde Villafranca de Montes de Oca se comienza a subir el puerto de La Pedraja, nosotros… por el camino. Las primeras rampas fuertes están nada más salir de Villafranca, que nos obligan al cambio de “chip”, pasamos del “modo: pedaleo por pistas amplias”; al “modo: pedaleo de montaña”.

 Coronamos sin demasiada dificultad el puerto, unas obras obligan a sortear una loma, bajando un barranco que luego hay que subir… momento “empujabike” que ya casi teníamos olvidado. El descenso hasta San Juan de Ortega, espectacular, doy rienda suelta a la bici bajando a toda velocidad por el pedregoso y largo camino ,ayudado por el sobrepeso del equipaje.

Una parada obligada para recuperarnos de tanta emoción delante de un tazón de cola-cao y unas madalenas en el café junto al monasterio. Este monasterio, emblemático en el camino, es objeto de numerosos estudios por ser referente del gótico castellano del siglo XII al XV que dura su construcción. En cualquier rincón puedes deleitarte con un capitel historiado, o la magnífica sillería del ábside central, el mausoleo gótico sobre la cripta del santo sepulcro.

 Partimos reconfortados en cuerpo y alma en dirección a Burgos. Pasamos por Atapuerca, con la Gran Dolina patrimonio de la humanidad, y un picacho que nos separa de Burgos y que es la segunda dificultad orográfica importante de la jornada, muy pedregosa y peligrosa la bajada, por terreno militar donde algún cartel advierte de la prohibición del paso de vehículos con cadena – espero que no se refieran a las bicis.

La entrada en Burgos, como en casi todas las capitales grandes que atravesamos, es caótica. Buscamos el casco urbano, histórico, surcando grandes avenidas sin ver indicación alguna. No somos los únicos, nos agrupamos un buen grupo de ciclistas buscando la catedral. Junto a ella saludamos al grupo de ciclistas madrileños que vimos días atrás en Torres del río, parece que el lesionado aguanta.

Una visita a la ciudad y se nos hace la hora de comer, en un rincón de la plaza del Rey San Fernando está el restaurante “El Corralón” que ofrece un menú del peregrino. El gerente sale hasta la plaza para captar la escasa clientela, se nota la crisis, yo que a estas horas como de todo ( o casi de todo) me acojo a la sugerencia de una “holla podrida”, Diego se toma una sopa castellana que resulta ser algo escasa. Al final comimos malamente, creo que el gerente tendrá que seguir afinando en sus sugerencias si quiere mantener el negocio, pues no es un lugar recomendable para comer ni por el trato ni por la calidad de la comida ni por el sitio umbrío de la terraza.

Salimos de Burgos casi igual que entramos, despistados, preguntando para encontrar “el camino”. Junto a la universidad está el albergue público, ya cogemos las indicaciones amarillas para abandonar la ciudad. El tramo hasta Hornillos se nos hace pesado, pedalear nada más comer no es buena idea así que paramos en el primer pueblo que podemos. Hornillos del Camino no tiene demasiado que ver, pero tiene un albergue curioso ( y lleno de moscas ), con buenas duchas y lavadora. Aprovechamos para hacer la colada, mientras se termina vamos a comprar algo de cenar a la única tienda del pueblo: zumos, bollería y algo de fruta . Mañana será otro día.